Este mundo se puede cambiar. Hay un consenso contrario a esta posibilidad que concluye que ello no es posible. De modo implícito acepta que la única opción es adaptarse a la naturaleza y seguir sus reglas evolutivas y biológicas con leyes y normas que favorezcan una convivencia controlada y ajustada a intereses particulares más que generales. Ésta es una de las trampas de la sociedad humana: alguien decide que objetivos se han de conseguir y de que forma. La mayor parte de la humanidad sufre esas decisiones en una nueva forma de esclavitud, moderada por la retórica autoritaria, a veces democrática y la necesidad de un progreso que no se puede evaluar hasta su materialización en una nueva realidad social, en general a costa del sacrificio de muchas vidas humanas. Sin embargo, la humanidad dispone de conocimientos que pueden plantear otros escenarios. Cabe preguntarse porque la sociedad debe de constituirse en su forma actual y no en otra distinta. El mapa del mundo, una aproximació