Diario Estelar Planeta Tierra






Ayer vi la película sobre la vida de Alan Turing (creo que el título en inglés es The Imitation Game). La historia contiene, además de las peripecias de la vida de Alan Turing y la evidencia de la estupidez de la especie humana hacia todo lo que no parece “normal”: mujeres libres y homoxesuales entre otras cosas, una gran reflexión sobre que significa pensar y como definimos lo que genera: el pensamientos. Dejando ahora de lado el teorema de Gödel y el concepto de máquina de Turing, podemos reflexionar sobre una implicación colateral.

En computación se está desarrollando lo que se denomina computación basada en biomoléculas como el DNA. De modo implícito asumimos que el DNA es un código de información en forma de algoritmo que aplica una secuencia de operaciones, programas y secuencias con una orden de fin (al modo de una máquina de Turing o un ordenador). Su lenguaje informático se basa en cuatro letras, unidas a pares GC y AT de modo paralelo, y en forma lineal por secuencias de las diferentes letras: AATTGATCTAGGG…. Cada tres letras del código se pueden asociar a un aminoácido que está presente en las proteínas, además el código está “degenerado”, en el sentido que diferentes combinaciones de tres letras se pueden asociar al mismo aminoácido. Las proteína son los elementos funcionales que dan lugar a  la formación de la estructura de un ser vivo y a las reacciones químicas necesarias.

Sí hay un estímulo externo o interno (una especie de input o frase con enter) algunos genes se pueden activar y aplicar un programa que conduce a una respuesta. Con esta visión podemos deducir que lo que define a la vida es la información generada por las partículas (electrones, protones (3 quarks), neutrones (3 quarks), fotones…) que componen las moléculas y explican las interacciones entre partículas y otros procesos más complejos. 

Consideramos que todo esto se ha producido al azar, pero también implica, de todos modos, que la materia tiene caminos de computación implícitos y un cierto formalismo matemático que según el teorema de Gödel no es válido para establecer todas las proposiciones del proceso biológico (si lo derivamos del mundo matemático al biológico). Como además debemos utilizar la estadística para comprender los procesos biológicos y esta se basa en la aritmética y el cálculo, volvemos a tener otro problema “formal”. La esencia de todo esto es que no sabemos mucho; sí, hacemos máquinas y conseguimos avances pero no podemos entender que ocurre ni, en realidad, casi como lo conseguimos: creemos que lo podemos explicar, pero no es cierto. Solo podemos seguir activando nuestras subrutinas mentales para quizás solucionar un problema pero no para saber qué es la realidad.

Comentarios

Khan Grenna ha dicho que…
Sólo hasta donde yo entiendo. Somos máquinas químicas. Efecto de un azaroso espermatozide que de entre, tal vez, 500 millones, activó el complejísimmo mecanismo insertado en un óvulo, de una máquina que se construye a sí misma. Lo más curioso es que nos seguimos construendo aún y cuando se ha iniciado el proceso de destrucción.

Ahí me quedo, nunca entendí muy bien lo de la estereoespecificidad de las proteínas.

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