Diario Estelar Planeta Tierra
Bien. O no. Hace tiempo que no escribo en esta pantalla (se puede escribir en una pantalla, es correcta la frase,???) ¿Por qué? Es obvio, no tengo nada que decir o se me olvida. Cuando me desplazo en el generador de dióxido de carbono ciertos pensamientos me asaltan y me digo: eso estaría bien escribirlo en ese blog que te sirve como terapia de solitario. Pero, llego a casa y me pongo a ver la televisión o leer algún libro, o llamar por teléfono, o ... Y este blog se queda sin mis palabras. Quizás sea lo mejor. Verán, yo, en realidad, no entiendo de nada, pero tampoco entiendo como hay personas que creen que entienden cuando no lo hacen.
Algunas personas parecen dominar el escenario de este mundo o sociedad, para ser más exactos: son de ideas precisas, claras y resolutivas. Un ejemplo sería, por lo que he oído hoy en RNE, Alejandro Magno. Ahora, hay personas que se creen casi especies de Alejandros, no se si Magnos. Hacen y deshacen. Pero en muchas ocasiones fuera o fuese mejor hacer menos y bien. Por bien, entiendo buscar su felicidad y la de los demás.
Pero ¿qué es lo que dominamos?, aquello que creemos que es real. Y sí, hay cosas muy reales: el sufrimiento y la ausencia de libertad. Pero de estos temas parece que solo se ocupan unos cuantos. Se busca reducir el sufrimiento, pero, no en pocas ocasiones, a costa de generar sufrimiento. En las revoluciones se observa esta paradoja. Hay que darlo todo por la causa, para luego volverse la causa en contra de aquellos a los que pretendía liberar.
Somos una especie violenta, agresiva y necesitamos controles morales, o éticos, para poder dirigir los grupos humanos sin caer en el caos, o quizás porque así podemos sobrevivir mejor en este mundo. Un mundo que ahora es venerado como un dios: me refiero a la naturaleza. Sin embargo, fíjense que, desde que pensamos un poquito, hemos estado protegiéndonos de esta naturaleza: ropa, armas, cuevas, fuego, casas, medicamentos, tecnología... Incluso, se desea la inmortalidad. Una persona, abandonada en la naturaleza (selva, bosque,...) sin ningún elemento tecnológico o de protección, tiene pocas posibilidades de sobrevivir. De modo casi inmediato empezará a buscas instrumentos y a protegerse; se puede decir que todo ser viviente lo hace, de un modo u otro. Bien, entonces porque hay que adorar a la naturaleza, sería suficiente respetarla y comprenderla en su globalidad pero sin la tentación de sustituir ideas más nobles o de más alcance espiritual por la de una estructura tan circunstancial como nosotros y que carece de conciencia por si misma, excepto si incluimos a la humanidad como la única idea reflexiva de la naturaleza. O como una de ellas, ya que pueden existir otras inteligencias en el cosmos.
Algunas personas parecen dominar el escenario de este mundo o sociedad, para ser más exactos: son de ideas precisas, claras y resolutivas. Un ejemplo sería, por lo que he oído hoy en RNE, Alejandro Magno. Ahora, hay personas que se creen casi especies de Alejandros, no se si Magnos. Hacen y deshacen. Pero en muchas ocasiones fuera o fuese mejor hacer menos y bien. Por bien, entiendo buscar su felicidad y la de los demás.
Pero ¿qué es lo que dominamos?, aquello que creemos que es real. Y sí, hay cosas muy reales: el sufrimiento y la ausencia de libertad. Pero de estos temas parece que solo se ocupan unos cuantos. Se busca reducir el sufrimiento, pero, no en pocas ocasiones, a costa de generar sufrimiento. En las revoluciones se observa esta paradoja. Hay que darlo todo por la causa, para luego volverse la causa en contra de aquellos a los que pretendía liberar.
Somos una especie violenta, agresiva y necesitamos controles morales, o éticos, para poder dirigir los grupos humanos sin caer en el caos, o quizás porque así podemos sobrevivir mejor en este mundo. Un mundo que ahora es venerado como un dios: me refiero a la naturaleza. Sin embargo, fíjense que, desde que pensamos un poquito, hemos estado protegiéndonos de esta naturaleza: ropa, armas, cuevas, fuego, casas, medicamentos, tecnología... Incluso, se desea la inmortalidad. Una persona, abandonada en la naturaleza (selva, bosque,...) sin ningún elemento tecnológico o de protección, tiene pocas posibilidades de sobrevivir. De modo casi inmediato empezará a buscas instrumentos y a protegerse; se puede decir que todo ser viviente lo hace, de un modo u otro. Bien, entonces porque hay que adorar a la naturaleza, sería suficiente respetarla y comprenderla en su globalidad pero sin la tentación de sustituir ideas más nobles o de más alcance espiritual por la de una estructura tan circunstancial como nosotros y que carece de conciencia por si misma, excepto si incluimos a la humanidad como la única idea reflexiva de la naturaleza. O como una de ellas, ya que pueden existir otras inteligencias en el cosmos.
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