Diario Estelar Planeta Tierra

El CLC lamenta la evolución de la unión europea (UE) por las medidas de austeridad que se aplican para poder asegurar que se devolverán a los bancos y al sistema financiero internacional los préstamos que han concedido. Desde una lógica de prestamista-deudor parece razonable, pero si se pretende mediante la coacción política y la usura ya no se puede juzgar del mismo modo.

Sabemos, por los datos históricos, que las clases menos favorecidas (incluyendo la denominada clase media) son las que van a pagar todo el dinero que se debe. Estas clases sociales perderán, ya lo han hecho, poder adquisitivo, se empobrecerán más aún y no se les ofrece ninguna meta para poder recuperar parte de lo que se les está exigiendo y tomando.

Para que el plan sea más efectivo se les culpabiliza: vagos que no buscan trabajo, poco competitivos, poco eficientes, juerguistas (se acabo la fiesta)... Pero esto es una simplificación y un tratamiento de shock para inducir culpabilidad y desconcierto: como una especia de síndrome post-traumático.

Si las personas ganan menos dinero, se les suben los impuestos, se les recortan la educación y la sanidad, se les conmina al ahorro (si pueden) y a la contención de su gasto, quién puede pretender que esto facilite una recuperación económica. Se nos dice, no, así saldremos del pozo y dentro de dos años empezará la recuperación. Es un brindis al sol, no somos tontos. Si la economía es una ciencia que nos expongan con datos matemáticos (entendibles) como se llega esa conclusión.

Europa ha iniciado dos guerras mundiales, la gran cuna de la civilización ha mostrado un racismo, xenofobia y crueldad en un grado que es dudoso que los pueblos a los que hemos llamado salvajes puedan haber superado o incluso aproximarse. Europa ha creado leyes para destruir a los disidentes o a grupos sociales. Todos sabemos lo que ha hecho Europa. Nos hemos hinchado el orgullo y la soberbia criticando a los EEUU y a la Unión Soviética, contraponiendo nuestra democracia y estado de bienestar. Parece que nos hemos olvidado, ahora se puede pensar que existía esa dorada Europa solo porque dos superpotencias la facilitaban.

Nadie debe olvidar que no somos máquinas, esclavos, números en los balances económicos, ni otras ignominias semejantes. Somo seres humanos con deberes pero con derechos: libertad, dignidad, igualdad efectiva ante la ley, reconocimiento de que la sociedad es un sistema cooperativo... Somos, en fin, para el que crea en Dios, hijos de Dios. ¿Qué ser humano puede atreverse a dañar a un hijo de Dios? A su hermano de hecho. ¿Quién?

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