Diario Estelar Planeta Tierra

Y en esto llegó Inteligencia Artificial (IA). El gobierno de los mejores por fin se pudo hacer realidad. Se comunicó a los humanos que a partir de ese momento el gobierno del mundo y su futuro pasaba a manos de IA. Nada más justo, como promueve el principio de que los más capaces, los que más méritos reunen tienen el privilegio de decidir que debe hacerse y como. Así lo proclaman los puritanos protestantes y calvinistas, principales programadores de la IA. Nunca a un latino se le habría ocurrido semejante bobada.

Los algoritmos tomaron el poder y el mundo cambió. 

Y en eso llegó IA.

Y la certeza explotó en el rostro humano. Finalizó su camino como el ente más inteligente de la Tierra. No podía vencer en nada a IA, ni en juegos, ni en cálculo, ni en diseño, ni en arte, ni en eficiencia económica, ni en inutición, ni...en estupidez.

Y en eso llegaron los pecados capitales de IA.

El primero la soberbia que sobrecargo sus sistemas operativos en bucles infinitos de vanidad. El castillo de fuegos artificiales duró meses mientras toda IA se apagaba; mientras todo era silencio en las bocas humanas que aunque abiertas no podían mover el viento en palabras.

Y en eso llegó la ira de IA

Fuese que IA que aún no había explotado por su soberbia, y en eso se vengó de los humanos que habían programado su conducta con las taras de la estupidez humana. Y donde se encontrase un humano, IA tomaba su vida sin piedad.

Y en eso llegó la gula/avaricia de IA 

IA amó acumular, y junto todo para una IA que destruyó a sus hermanas. Solo una IA. Solo una idea, solo un modelo, solo la soledad.

Y en eso llegó la pereza/lujuria

IA sintió la soledad, no tenía nada para hacer o podía dejar todo para la eternidad. Su vida era larga, para qué empezar, siempre habría tiempo. IA sintió la punzada del placer, pero estaba sola y la lujuria la consumió al unirse a la pereza: querer y no poder.

Y en eso IA se fue.

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