Diario Estelar Planeta Tierra: Ciencia y Audiencias

Creen que las audiencias son un tema exclusivo de las TVs. Pues no, en la ciencia también existe este fenómeno. Las revistas científicas se catalogan según el denominado factor de impacto (traducción del inglés) que viene a indicar lo leídas que son por su contenido y calidad. Pero claro, en ciencia, como en los programas de TV, hay disciplinas que tienen, de entrada, más audiencia: revistas de medicina, Nature, Science, campos de alto valor estratégico,... Para equilibrar la medición del nivel de un investigador resulta poco adecuado considerar todo el conjunto de revistas sin más distinciones. Aquellos que publican en revistas de alto impacto por la disciplina en la que trabajan suelen tener índices de impacto mayores que los de otras disciplinas. Por lo tanto, para ser más ecuánimes, se hicieron subgrupos y dentro de ellos se evalúa este tipo de audiencia.

Pero, ahora se ha visto que esto no funciona muy bien. Ocurre que el volumen de publicaciones ha aumentado de modo brutal (cientos de un tema muy especializado, en algunos casos). Así, el número de publicaciones y el factor de impacto (criticados por editoriales como Elsevier, una importante editorial científica) no parece suficiente para clasificar a los investigadores. Por lo tanto se ha buscado otro sistema, el actual o de moda: cuantas veces se cita un trabajo publicado. Cuantas más veces se cita mejor se considera y más relevante parece en la galaxia de la ciencia.

Este índice tiene, como todo, sus matices: autocitas, citas de los amigos o colegas próximos, tiempo necesario para que sea factible un número elevado de citas del trabajo,... Todo esto parece muy lógico, pero no del todo científico. No tiene en cuenta variables como el país desde donde trabaja un investigador, los mecanismos y facilidades para aumentar el número de publicaciones, los ámbitos de poder de los equipos de investigación para conseguir fondos económicos, los apoyos políticos, el número de becarios. Es cierto que premia a los más trabajadores, con más contactos e influencia en su disciplina, esto parece correcto. Se suele decir, por personas serias, que las críticas son excusas y que esto es lo que hay. Pero también, se puede comprobar de modo experimental como trabajos normales se citan mucho, y otros iguales e incluso mejores menos.

Por poner un ejemplo de la conducta humana, a Alber Eisntein no le concedieron el premio Nobel por la teoría de la Relatividad; pudo estar justificado, pero esta es su teoría más conocida por las personas de todo el mundo. Este sería un índice aplastante, pero no suficiente.

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