3 de junio de 2008

La generación de conocimiento implica una gran responsabilidad. En primer lugar, se debe de comunicar aquello que se ha obtenido con un método que cumpla los requisitos básicos del denominado método científico: observación y evidencia experimental, datos objetivos, diseño experimental correcto, modelo matemático (si es necesario, que lo suele ser) comprensible y que permita la posibilidad de establecer una estructura general que se pone a prueba con nuevos experimentos. Y más detalles que me dejo en este momento; y la curiosidad y la utopía que nos mueve a conocer o a interpretar la realidad.

Pero nunca se puede dejar de saber que la ciencia es un camino, nunca se completa, nunca llegamos a la verdad; aunque ayuda a acercarnos y a mejorar la vida. En muchos casos a apartarnos de la senda natural para poder escapar a sus leyes, intento un tanto inútil pero loable (lease: combate contra las enfermedades y contra las catástrofes naturales) acompañado de éxitos notables.

La ética del científico está un poco olvidada en esta epoca de predominio de la mentalidad mercantil. Hay que reconocer que esa mentalidad ha sido constante a lo largo de la historia y un motor de la misma. No se podía escapar la ciencia, si alguna vez se ha escapado.

Lo que si que necesita la persona que se dedica a investigar es libertad (dentro de un orden, que dirán algunos) y poca burocracia en forma de qué es lo que hay que investigar y para qué. Si alguién ya sabe lo secretos que hay que conocer, o bien no sabe, a ciencia cierta, de que habla o nos engaña pues ya está en sus manos información que el resto desconocemos.

No suelan confiar totalmente en las autoridades, como Carl Sagan indicó, siempre emiten juicios que pueden ser discutibles o interesados. Mantengan su mente abierta.

Por cierto hoy, una persona muy aguda (Manuel Peréz compañero de trabajo y comida), me ha hecho saber que cuando se dan las noticias de terremotos se indica la posición del epicentro de modo erróneo. Próximamente lo estudiaremos.

Comentarios

jagarciaregueiro ha dicho que…
Manuel Pérez me ha aclarado el tema del epicentro. Debido a su educación y modestia me ha enviado la respuesta por correo electrónico. Pero creo que debo ser justo y trasladar su explicación:

Sobre lo del epicentro, la cosa es de lo más fácil. Empecemos por la definición de “hipocentro”: Dícese del punto del interior de la corteza terrestre donde se produce un movimiento brusco, una falla o un derrumbe, origen de las ondas sísmicas, que al interceptar a la superficie terrestre ocasionan un movimiento sísmico o terremoto.



El epicentro es la proyección vertical del hipocentro sobre la superficie terrestre más próxima a este.



Resumiendo, el hipocentro es el lugar del interior de la tierra donde tiene lugar el origen de terremoto y el epicentro es la proyección de ese punto sobre la superficie terrestre.



Por lo tanto es completamente erróneo decir que el epicentro de un terremoto se encuentra a 5000 m de profundidad, por ejemplo,



Otro ejemplo. Sería correcto decir: el epicentro del terremoto se encuentra a 5 Km. al este de Pekin y su hipocentro a 700 Km. de profundidad.

He de agradecer a, con su permiso, mi amigo su ayuda.
Anónimo ha dicho que…
Por fin todas las personas que lo deseen podran leer tus fantásticas ideas. Es hora de que compartas tu sabiduría con el mundo.

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