Diario Estelar Planeta Tierra

Ha amanecido, desde la ladera de la colina se puede ver como el sol se asoma lentamente en el horizonte marino. Hace tiempo que nadie, o casi nadie, mira esa luz; no puede, no sabe o no quiere. Los edificios tapan el paisaje, solo se ve el edificio que está enfrente o cualquier construcción que tapa la visión del mar. Estamos en Barcelona, en el año 2025, la ciudad de los prodigios como la bautizó el escritor Eduardo Mendoza. Hace años que Europa ha dejado de ser un referente para el mundo. El sur de Europa es una región empobrecida y en la que han crecido los barrios pobres y marginales. En esta ciudad, como en el resto de la región, los ricos viven protegidos copiando los modelos americanos de zonas residenciales amuralladas. Las calles en la ladera de la colina no están asfaltadas, por ellas circulan coches ocasionales y el ayuntamiento no está dispuesto a gastar nada en los que no pagan impuestos, preferiría echarlos pero no puede o no se atreve. La ladera recuerda a las favelas de Brasil, quizás más ordenadas, pero igual de complejas e inaccesibles a los extraños. Hubo días mejores en Barcelona, hubo esperanza en el futuro, pero ahora se sobrevive con lo que ofrecen los consorcios empresariales que dominan y controlan la sociedad. Han desparecido las empresas medianas y pequeñas que han sido absorbidas al modo feudal por algún consorcio que les ofrece cobertura económica y protección frente a la conquista por otros conglomerados. Son siervos tanto las pequeñas empresas como sus trabajadores. No existe ningún soporte social, es demasiado caro a criterio de los consorcios y no permite la adaptación darwiniana de los más aptos. El consorcio es insensible a la muerte o al dolor, no lo considera su problema, es el de los siervos; no son nada sin su ayuda para tener un trabajo. Y ahora que los robots han alcanzado un gran desarrollo de modo que son útiles para el trabajo, se ha extendido en los consorcios la idea de la supresión de los siervos por los robots, de modo que el problema será que hacer con esas personas sin futuro.

Aura recordó la vieja canción: First we take Manhattan, then we take Berlin... Pero nadie había tomado ni una ni otra ciudad. 

NOTA: esto es una parte de un supuesto libro que quizás no sea, puede ser modificado al modo de un escritor: borrado, tachado ...  

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